A 44 años de la muerte de Elvis Presley
“El ritmo es algo que se tiene o no tiene, pero cuando lo tienes, lo tienes todo”
A 44 años de su
muerte Elvis Presley continúa siendo uno de los iconos más grandes de la
historia de la música.
De los cantantes
estadounidenses más populares del siglo XX, considerado el Rey del Rock and Roll,
una voz versátil donde podía deslizarse fácilmente en distintos géneros entre ellos
el country, pop, las baladas, el góspel y el blues. Se convirtió en el solista
con más ventas en la historia de la música popular que en la actualidad no ha
sido superado por ningún otro artista.
Desde muy
temprana edad Presley demostraba una estrecha vinculación con la música
durante la escuela East Tupelo Consolidated sus maestros le animaron a
participar en un concurso de canto tras haber impresionado a su maestra durante
los rezos matutinos con una interpretación de la canción de estilo country del
cantante Red Foley “Old Shep”. El concurso,
llevado a cabo en el Mississippi-Alabama Fair and Dairy Show el 3 de octubre de
1945, fue su primera presentación en público: vestido de cowboy, con diez años
se subió en una silla para alcanzar el micrófono y cantó consiguiendo el quinto
puesto. Al año siguiente, recibió clases elementales de
guitarra impartidas por sus tíos y por el nuevo pastor de la iglesia familiar. Elvis
recordó: “Tomé la guitarra, miré a la gente tocarla y aprendí un poco. Pero
nunca hubiera cantado en público, era muy tímido al respecto”.
La escuela de primaria
a la que comenzó a asistir en sexto grado, era un muchacho marginado. Al año
siguiente, comenzó a llevar su guitarra al colegio a diario y a dedicarse a
tocarla y a cantar durante los almuerzos, sin embargo, el resto de muchachos
del instituto solían burlarse de él al considerarlo un niño «roñoso» que tocaba
música hillbilly. Su familia vivía por entonces en un barrio afroamericano. Como
gran seguidor del espectáculo de Mississippi Slim en la estación radiofónica de
Tupelo WELO, Presley era usualmente descrito como “loco por la música”.
Solía ser muy
tímido como para tocar abiertamente y ocasionalmente era acosado por compañeros
que lo veían como a un nene de mamá, Su etapa escolar no fue muy grata, pero
esta conexión especial que había forjado con la música determinaría su destino
ya escrito. Fue durante su tercer año en la secundaria, comenzó a sobresalir
entre sus compañeros, en gran parte por su apariencia comenzó a ser popular
entre los jóvenes de esa época. En su tiempo libre, asistía a Beale Street, el
corazón de la escena del blues de Memphis y miraba con anhelo la ropa
extravagante y ostentosa en las ventanas de Lansky Brothers. En su
último año en la escuela, las usaba. Finalmente superó su reticencia a tocar en
el espectáculo anual de canto de Humes en abril de 1953. Cantando y tocando la
guitarra, abrió este último con “Till I Waltz Again With You”, un éxito
reciente de Teresa Brewer. Afirmó que la presentación mejoró mucho su
reputación: “No era popular en el colegio. Reprobé música la única materia
que reprobé en toda mi vida y luego me hacen entrar en este concurso de talentos...
Cuando llegué al escenario escuché a la gente haciendo ruidos y murmurando e
incluso más, ya que nadie sabía que yo cantaba. Fue increíble lo popular que me
volví después de eso”.
Nunca había
recibido clases formales de música, estudiaba y tocaba de oído. El cantante de gospel Jake Hess, uno de
sus intérpretes favoritos, fue una influencia significativa en su estilo de
cantar baladas. Adoraba también la música de la cantante negra
de gospel Sister Rosetta Tharpe. Como algunos de sus pares, tuvo que
frecuentar los lugares donde se tocaba blues solo en las noches designadas para
un público exclusivamente blanco.
En agosto de
1953, ingresó por primera vez en las oficinas de Sun Records con la
intención de pagar unos minutos en el estudio para grabar un disco el cual sería
un regalo para su madre. Tras la grabación, el jefe de Sun, Sam Phillips,
hizo anotaran el nombre del joven, cosa que hizo junto a un comentario
personal: “Buen cantante de baladas”, no mucho tiempo después, fracasó en una
audición para ingresar en un cuarteto vocal local llamado The Songfellows, como
ven hasta el mejor de la historia de la música no le fue fácil el camino dentro
de la industria.
Pero 1954 inició
su carrera artística cuando el dueño de Sun Records, Sam Phillips, vio en él
la manera de expandir la música afroamericana. Después de tener un acuerdo con el que fue su
apoderado durante casi dos décadas, el coronel Tom Parker, la compañía
discográfica RCA Records obtuvo un contrato para difundir su música. El primer
sencillo con esta empresa, “Heartbreak Hotel”, presentado en enero de 1956, se
convirtió en un éxito número uno. Pronto, tras sus apariciones en los medios,
fue la figura principal del popular sonido del rock and roll, con una serie de
presentaciones televisivas y éxitos que llegaron a la cima de las listas de
ventas. Incluso no solo estaba en el mundo de la
música, también estuvo muchos años en el mundo del cine, apareció en alrededor
de treintena películas, donde se pudo comprobar su auge y a la vez su posterior
caída en su físico por los problemas de salud que finalmente terminaron con su
vida. Las películas más importantes de las que él participo, son “Cita en las
Vegas”, “El barrio contra mi” o “¡Piso de Lona!”
Dentro del catálogo de Netflix
pueden encontrar el documental lanzado en 2018 titulado “The Searcher” (El buscador), que se trata sobre su búsqueda artística, fragilidad anímica, la relación con su madre y su villano manager. Elvis sale a
encontrar su lugar en el mundo y encuentra que su inmenso talento como artista
le permite encararla a través de distintos caminos. No llegaría a completarla
porque la muerte le llegó demasiado temprano. El documental no está interesado
en conocer las razones profundas que precipitaron ese ocaso prematuro (aquí
están apenas insinuadas), sino en saber hasta dónde llegó la exploración a la
que Elvis dedicó su vida.
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