La era virtual es el boom de los artistas

 El streaming no es el futuro de la música, es el presente

Los tiempos van cambiando y el mundo sonoro se adapta a nuevos formatos.

En la antigua economía de la industria de la música, hubiesen tenido que esperar a ser descubiertos por una discográfica. En lugar de ello, esa inmensa base de fans a través de redes sociales y todas esas reproducciones gratuitas mediante distintas plataformas permitieron colocar en una posición en la que las discográficas se peleaban por tener al artista.

La modalidad no es algo nuevo, pero en la actualidad se convirtió en un fenómeno cultural a nivel global. Por supuesto que en este contexto de la pandemia obligó a profundizar el uso de esta herramienta. Hoy es el modo que más se utiliza como forma de contacto entre artistas y público. Estampas que dejo el 2020. Apenas se dictó la suspensión de espectáculos fue el recurso inmediato con el cual los artistas decidieron reinventarse para continuar de alguna manera con sus actividades.

Virtud tomada como beneficio, por un lado, pero doloroso por otro ya que les impide el contacto presencial que todo artista necesita con su público.

El aislamiento social que muchos países adoptaron como medida para prevenir los contagios de Covid-19 frenó la actividad de recitales, obras teatrales, cines, bares culturales y boliches, entre otras disciplinas en salas con público presente.

El streaming se convirtió en la nueva forma de comunicar y expandirse, entre ellos podemos mencionar Instagram Live y Facebook Live, sumergiendo a la actividad musical en una nueva etapa. Este escenario emergente trae aparejado una infinidad de reflexiones inquietudes, incomodidades y discusiones sobre cómo llevar a cabo un concierto por streaming de la mejor manera, cuáles son/serán sus efectos culturales a mediano y largo plazo, si es un formato que llegó para quedarse, si se trata de una posibilidad efectiva para sostener la industria cultural, y qué virtudes y limitaciones presenta el entorno digital, entre otros asuntos hoy sobre la mesa.

Esta experiencia poco explorada , que se ha vuelto obligatoria y esencial, como puente de vinculo según la mirada del empresario y productor de espectáculos Daniel Grinbank, “la posibilidad de hacer shows online no es una solución, sino “un paliativo”. “Es un vuelto y una propina, pero no una salida para la industria. Sirve para bancar unas pocas cuestiones, no soluciona el tema de fondo, que es la cantidad de gente que vive de esto” aseguró.

La realidad es que la tecnología ha hecho no existan fronteras, un marco predominante cuyas virtudes son extraordinarias, aunque no reemplaza ni sustituye el acercamiento con el público, pero es el presente más relevante y el futuro del ahora.

¿El streaming va a convertirse en un flujo de ingresos más grande que el de los directos para los grandes artistas? No, pero puede ser una fuente mucho más grande de lo que es ahora, pero sólo si el modelo evoluciona.

-No todos los ingresos por música en vivo se crean igualmente: En promedio, alrededor de sólo el 29% de los ingresos por música en vivo vuelve al artista (después de que los agentes, los costos, etc. son tenidos en cuenta), mientras que muchos artistas no ganan dinero hasta que alcanzan un cierto nivel de escala. Y eso es antes de considerar que el 1% superior de artistas en vivo (muchos de los cuales son actos de patrimonio envejecido) representan el 68% de todos los ingresos en vivo.

-El streaming tiene menos intermediarios: Con el streaming puede haber relativamente pocos intermediarios (por ejemplo, sólo TuneCore y el servicio de streaming, aunque en la práctica muchos sellos utilizan distribuidores de terceros, etc.). Mientras tanto en vivo hay una multitud de intermediarios, muchos de los cuales son muy protectores de sus papeles. En streaming, los artistas tienen una gran cantidad de datos e ideas como el tablero de artistas de Spotify y el Pandora’s Artist Marketing Program (AMP). Todo lo que significa que los artistas tienen que compartir los ingresos con más partidos en vivo y también tienen menos transparencia que lo hacen con streaming.

El streaming es el nuevo espacio para difundir sus creaciones en sus propios términos. Una libertad que los rigores del negocio no siempre les dispensan aun en las mejores circunstancias. Y de esta manera los artistas han encontraron la forma de reunirse con sus seguidores a la distancia. Un modo que, más allá impuesto por la emergencia sanitaria global, dio excelentes resultados y el cual podría sostenerse incluso pase la pandemia.

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